Hebreos 10

Una Nueva Posición en Cristo

En estos próximos dieciocho versículos, el predicador va a llevar a conclusión el tema que comenzó en el capítulo siete, presentándonos al Sacerdote superior, Jesús del orden de Melquisedec.

Un sacerdote del Nuevo Pacto entra en el Santuario Celestial con un sacrificio superior (1-18)

Toda la sangre junta de la Antigua Alianza nunca podría limpiar la conciencia del pecado deliberado; sólo la sangre de Jesús podría hacerlo (1-4). No fue necesariamente la muerte de Jesús lo que fue tan poderosa, sino Su voluntad de venir y hacer la voluntad de Dios, sin importar lo que le costara, hasta el punto de morir. En el volumen del libro, Jesús descubrió la voluntad de Dios, y la cumplió en completa obediencia y confianza (5-8). Debido a que Él confió plenamente, sin defectos, en la voluntad del Padre y soportó realizarla, no sólo hizo obsoletos los rituales anteriores, sino que también nos apartó a nuestro destino final en Cristo (9-10). Jesús reina ahora en el verdadero santuario, obligando a todo enemigo a someterse a Él (11-13). El sacrificio eterno de Jesús nos apartó para Dios, y ahora sabemos que somos suyos porque el Padre ha puesto Su ley en nuestros corazones y ha escrito Su ley en nuestras mentes. Además, Él ha olvidado eternamente todos nuestros pecados y ha hecho innecesarios todos los demás sacrificios y ofrendas (14-18).

Ingresar y perdurar es mejor que encogerse y destruirse (19-39)

El predicador, por fin, termina su presentación de Cristo, el mejor sacerdote.

Una posición espiritual superior (19-21)

Ahora dice a su audiencia que ellos también tienen una posición espiritual superior en Cristo. Saben que su posición es superior porque han sido santificados ya que sus pecados han sido perdonados y olvidados, y porque pueden entrar en el Lugar Santísimo celestial donde Cristo está sentado (19-21).

Una exhortación superior (22-25)

A continuación, menciona tres exhortaciones:

"Acerquémonos..." con plena confianza (22).

"Mantengámonos firmes..." sin vacilar (23).

"Consideremos cómo provocar..." a las buenas obras (24).

Estas tres exhortaciones tienen que ver con la fe. En la primera, debemos acercarnos con fe; en la segunda, debemos mantenernos firmes en la fe sin vacilar; y en la tercera, debemos completar nuestra fe animándonos unos a otros a hacer buenas obras.

El predicador recuerda a los lectores que no deben dejar de reunirse, como acostumbran algunos creyentes adictos a la lujuria. A medida que se acerque el día de la aparición de Cristo, este hábito será aún más importante (25).

Un juicio superior (26-31)

Llegamos ahora a la sexta advertencia, en la que el predicador les advierte sobre la posibilidad de convertir el pecado deliberado o la rebelión en un hábito. Bajo la ley, los que se rebelaban eran asesinados (Números 15:30); ningún sacrificio podía salvarlos (26-28.) Aquí, en esta sección, el predicador les recuerda que el castigo para los que continúan rebelándose contra Cristo es aún más severo (29). No es que la sangre de Jesús no limpie al rebelde; es que llega un punto en el que el corazón del rebelde ya no está dispuesto ni quiere volverse a Dios. En su lugar, el rebelde a Cristo pisotea la sangre de Jesús utilizando la gracia de Dios para complacerse a sí mismo (29). El predicador concluye que es algo temible caer en las manos del juicio de Dios (30-31).

Una posesión superior (32-39)

El predicador hace ahora un llamado desesperado para que recuerden lo dedicados que estaban al principio de su nueva vida con Jesús (32)—cómo aguantaron, cómo se expusieron al reproche público, cómo fueron compasivos con los predicadores encarcelados, y cómo incluso entregaron sus propiedades porque sabían que tenían una posesión mejor en el Nuevo Mundo (33-34). Les ruega que no abandonen su confianza, ni su antigua resistencia para hacer la voluntad de Dios, sino que continúen hasta recibir la promesa (36). Cita a Isaías 26:20 y a Habacuc 2:3-4 para asegurarles que el juicio de Dios se acerca, y que los que viven por su fe no retroceden ni son destruidos, sino que permanecen fuertes en la fe y perseveran (38-39).


Proverbios 24:23-34

Al llegar a este capítulo, notaremos que los versículos 1 y 22 están relacionados con el tema de los malvados y los necios. Los versículos intermedios, ya sea directa o indirectamente, se relacionan con este tema.

En vez de asociarse con la gente malvada, los sabios construyen su hogar (3-4), encuentran fuerza en la sabiduría en vez de asociaciones con el mal (5-6), abandonan los planes del necio (7-9), son diligentes en rescatar a aquellos a quienes el mal se empeña en destruir (10-12), buscan la esperanza de un futuro mejor por  su sabiduría (13-14), y no conspiran en contra de los justos (15-18). El rey termina la sección definiendo el fin del mal (19-22).

Advertencia contra las asociaciones malignas (1-2)

La ventaja de la prosperidad de la sabiduría (3-4)

La ventaja de la fuerza física de la sabiduría (5-6)

La desventaja del necio (7-9)

La ventaja laboriosa de ser sabio para liberar a otros (10-12)

La ventaja de la esperanza de la sabiduría (13-14)

La desventaja de hacer el mal a los justos (15-18)

Advertencia sobre el fin del mal (19-22)

El Apéndice

Salomón comienza otra colección de proverbios o refranes de los sabios para ser agregados como una especie de apéndice al material anterior. Encontrarás en esta estructura tres enseñanzas intercaladas entre dos observaciones.

Observaciones sobre la imparcialidad (24-26)

Enseñanza sobre la preparación para el matrimonio (27)

Enseñanza sobre el testimonio sin fundamento (28)

Enseñanza sobre la búsqueda de la venganza (29)

Observaciones sobre la pereza (30-34)