Santiago 1
No Te Rindas (1-12)
La Perseverancia
Después de notar que su pretensión a la fama no se basaba en quién era su hermano mayor, ni en su posición, Santiago se define a sí mismo como un siervo de Jesús y dirige su carta a los dispersos que viven en la región persa.
Encuentra el Gozo
Santiago llama a los que siguen a Cristo a recibir las pruebas con alegría (2); las pruebas tienen la capacidad de convertir la fe en resistencia (3), lo que hace que una persona se convierta en lo que Dios le había dado por ser (4). Son "perfectos", no en el sentido moral, hablando de impecabilidad, sino en el sentido de terminar en el destino que Dios había planeado todo el tiempo, la persona para la que los había creado.
Encuentra el Propósito
Santiago entonces anima a los seguidores a comenzar a orar por la sabiduría. La sabiduría es la habilidad de percibir cómo es que Cristo obra las circunstancias a Su voluntad y para nuestro bien cuando le obedecemos (5). Por supuesto, deben pedir la sabiduría con fe, sin dudar de que Dios les diera sabiduría o les mostrara cómo incluso las pruebas beneficiarían a los que se comprometen a seguirle (6). Aquellos que dudaban de que Dios los amara lo suficiente como para darles sabiduría fueron apodados como inconsistentes, de doble ánimo e inestables (7-8).
Busca la Perspectiva
Conocer la perspectiva es importante. James hace un llamado a los seguidores a que realmente reconozcan quiénes son. Si uno es humilde, entonces es exaltado por el Señor; si es rico, entonces es humillado. Todos deben saber que todo el mundo se enfrenta a pruebas, pero aquellos que son ricos ("ricos", es decir, aquellos que piensan que pueden hacerlo sin Dios) se alejarán de Dios en todos sus emprendimientos (9-11).
Encuentra la Esperanza
Así que la gran esperanza de todo verdadero seguidor dice Santiago, es que permanezcan “fieles bajo prueba, resistiendo la prueba y recibiendo la promesa" (12).
No Abandones a Dios (13-17)
Santiago entonces da algunas razones por las que no deben abandonar a Dios cuando están bajo pruebas. Primero, porque Dios no tienta a nadie a hacer el mal cuando está en dificultad (13). Cuando queremos comportarnos lujuriosamente para satisfacer algún sentimiento y aliviar algún dolor o estrés presente, podemos estar seguros de que la tentación no viene de Dios, sino que nuestro propio deseo está siendo tentado por el diablo (14). Una vez que la tentación del diablo ha hecho el amor con nuestro deseo, el pecado nace y cuando el pecado crece, nos mata (15). No debemos abandonar a Dios a través de algún engaño en nuestro corazón diciéndonos que Dios no es bueno. Dios es bueno; sólo nos da cosas buenas y sólo quiere engendrar cosas buenas en nosotros (16-17).
No Abandones Las Indicaciones de Dios (19-27)
Por último, Santiago nos pide que no abandonemos los consejos de Dios de ser lentos para hablar y lentos para enojarnos (19-20). Nos llama a seguir el consejo de Dios para ser prontos en recibir la palabra de Dios implantada en los corazones frente a las tentaciones del diablo, que busca hacer el amor con la lujuria (21). En otras palabras, Dios nos está incitando a ser no sólo oidores sino también hacedores. Los hacedores son aquellos que ven el reflejo de Jesús en el espejo del evangelio y recuerdan la libertad en sus propios corazones al mirar el evangelio. (¡Un gran espejo! Miramos a Jesús y nos vemos a nosotros mismos siendo liberados por Su gracia.) En vez de olvidar cómo éramos, todos liberados, recordamos lo que vimos; detuvimos nuestras lenguas enojadas y ásperas y fuimos bendecidos por actuar como las personas liberadas que veíamos en el espejo en vez de ser las personas lujuriosas de antes (22-25). Ahora se nos incitaría a hacer algo así como la religión pura, con un corazón para los afligidos y dolientes y con el compromiso de no dejarnos manchar por la lujuria mundana (27).
Proverbios 26:1-9
Al entrar en este capítulo, parece que los escribas de Ezequías han recogido algunos proverbios sobre la comprensión de ciertos tipos de seres humanos.
En los primeros doce versículos, Salomón busca que los futuros reyes entiendan al necio.
En el versículo 1, al necio nunca se le debe dar un lugar de honor.
En el verso 2, un rey debe darse cuenta de que una maldición permanece sobre una víctima por una razón.
En el verso 3, él le recuerda a un rey que un necio no es un egoísta.
En el verso 4, él instruye al rey a no discutir con un necio.
En el versículo 5, instruye al rey para que silencie a un necio.
En el versículo 6, él le dice al rey que no confíe en que un necio transmita un mensaje con precisión.
En el verso 7, él le hace saber al rey que, aunque un necio diga algo sabio, será inútil.
En el versículo 8, Salomón declara lo obvio: un necio no puede vivir a la altura de tu alabanza.
En el verso 9, un necio puede definirse como incompetente.
En el verso 10, él le dice al rey que emplear a un necio es como tratar deliberadamente de errarle al blanco.
En el versículo 11, Salomón declara lo obvio: es imposible que un necio cambie.
Finalmente, en el versículo 12, Salomón dice algo positivo sobre un necio: es mejor que uno que se cree sabio.
En los versículos 13 al 15, Salomón da tres metáforas humorísticas por ser perezoso.
En los versículos 17 al 28, Salomón va a tratar con
el daño de dar tu opinión en el argumento (desacuerdo) de otra persona (17),
el mentir y decir que estás renunciando (18-19),
peleas (20-21),
rumores (22),
hablar con engaño (23-26),
y trampas (27);
y luego concluye definiendo el motivo de la mentira y la consecuencia de la adulación (28).