Santiago 3 & 4

Santiago 3

La Lengua

Después de presentar la conexión fe/obras, Santiago asume el desafío de la lengua, dedicando doce versículos al tema. Obviamente, la obra de fe más inmediata y poderosa es la de controlar lo que uno dice.

El Hombre Perfecto (1-2)

Santiago abre esta lata de gusanos (como se dice en inglés) advirtiendo a los líderes a que se preocupen más por la responsabilidad y obligación de rendir cuentas en el liderazgo que por los beneficios de liderar.

Obviamente, un maestro querrá controlar su lengua, porque una persona que no puede controlar su lengua no puede terminar nunca en el destino que Dios ha diseñado para él. (Recuerde, la palabra "perfecto" tiene más que ver con terminar en la meta que con estar sin pecado.)

El Hombre que se Sabe Controlar (3)

Santiago usa la analogía de un solo jinete montado sobre un caballo y observa que una simple rienda guía a un animal por la voluntad de quien sostiene las riendas.

El Hombre que se Sabe Conducir (4)

A continuación, Santiago utiliza la analogía de un barco y explica que un barco de pasajeros está a la voluntad de los vientos fuertes, excepto por un pequeño timón, que le da al piloto el poder de dirigirlo hacia donde quiera.

El Hombre Destructivo (5-12)

Finalmente, Santiago utiliza la analogía de un incendio forestal que se inicia con una pequeña chispa (5). Curiosamente, Santiago implica que la lengua es el miembro más lujurioso de nuestros cuerpos, prendiendo fuego a nuestro curso de vida porque está motivado por el mismo infierno (6). Él nota que es más fácil domar a una bestia (7) que, a la  lengua humana, porque la lengua es como una serpiente, azotando y envenenando a cualquier provocación (8). Santiago observa que la lengua tiene poderes inusuales para bendecir y maldecir (9-10). Luego usa otras dos metáforas, preguntando si un manantial puede ser fresco y salado al mismo tiempo (11), o si los árboles pueden producir frutos diferentes de su tipo y naturaleza (12). El punto es claro: si quieres que tus palabras sean correctas, es necesario que cambies en tu interior.

El Hombre Sabio (13-18)

Santiago define de dónde vienen las palabras y las obras correctas—de una persona cambiada por la sabiduría, y el tipo de sabiduría que hace de la mansedumbre la virtud que controla su vida interior (13). Lo contrario de la mansedumbre es la ambición egoísta (14), y la ambición egoísta viene de una sabiduría demoníaca, no espiritual (15). Donde existe la sabiduría demoníaca con toda su ambición, encontrarás todo tipo de comportamiento vil (16). Entonces, Santiago deja claro que la sabiduría de lo alto es completamente mansa, abierta, razonable y misericordiosa (17). El comportamiento de tal persona es justo porque viene de una persona que busca la paz con los demás, en lugar de la ventaja (18).

Santiago 4

La Resistencia

Santiago habla sobre el ambiente de ambición egoísta y cómo se puede cambiar a una persona de ser un pozo salado a ser un manantial fresco.

Resistir la Lealtad Mundana (1-5)

Santiago comienza explicando cómo una persona que carece de una fe auténtica y de la sabiduría relacionada con ella es también una persona que no es mansa, sino que causa conflicto porque sus pasiones están fuera de control (1). Los que están fuera de control quieren, pero no pueden tener, así que, a cierto nivel, destruyen a otros en el proceso de tratar de conseguirlo (2).

Posiciona dos problemas para aquellos cuyos deseos están fuera de control; primero, no tienen porque no tienen fe para pedir, y segundo, cuando piden, es por sus propios deseos. Dios es claro: Su oído es sordo a la petición de aquellos que persiguen sus propios fines lujuriosos (3). Santiago utiliza entonces otra metáfora: llama a los que son amigos del mundo (esto significa ser amigos de la lujuria) a ser, de hecho, como los que engañan a sus esposos (4). Entonces Santiago habla claramente: como esposo, Dios está celoso de nuestro amor y confianza. Él no quiere compartir nuestro amor por Él con nuestro afecto por el mundo y nuestras propias concupiscencias (5).

Resistir al Orgullo Mundano (6-10)

Santiago entiende el encanto de la lujuria, pero señala que la gracia de Dios es mayor que la lujuria que quiere derrotarnos. Todo lo que hacemos para recibir Su gracia es humillarnos a nosotros mismos, que es otra manera de decir que recibimos la sabiduría de Dios, haciéndonos humildes y mansos (6). Santiago tiene claro cómo resistir la lujuria y el diablo y recibir la gracia, enumerando claramente esas acciones:  Debemos

  1. Someternos a Dios

  2. Resistir al diablo (7)

  3. Acercarnos a Dios

  4. Limpiar nuestras manos

  5. Purificar nuestros corazones (8)

  6. Lamentarnos y llorar (9)

Santiago entonces promete que, si participamos en estas actividades desde un lugar de humildad y mansedumbre, disfrutaremos del resultado de la gracia y el honor (10).

Resistir la Difamación Mundana (11-12)

Santiago continúa explicando cómo nos matamos unos a otros (4:2) a través de la difamación. Incluso menciona cómo podemos usar la ley a nuestro favor en nuestro juicio para obtener algo que queremos (11). Advierte que sólo hay Uno que puede juzgar; el resto de nosotros debemos caminar ante Él en humildad y mansedumbre.

Resistir Hacer Planes Mundanos (13-17)

Para ilustrar un ejemplo, Santiago advierte sobre la forma en que la lujuria funciona y cómo entra en la plaza del mercado. La lujuria puede hacer que el corazón se jacte de (16):

  1. establecer un plan para obtener beneficios (13),

  2. actuar como si uno conociera el futuro,

  3. y actuar como si uno fuera más duradero de lo que realmente es (14).

La mansedumbre tiene un enfoque totalmente diferente y deja todo en las manos y en la voluntad de Dios (15).

Santiago entonces llega a un punto difícil: cuando uno sabe que Dios quiere cambiar el corazón, haciendo a uno mucho más sabio, manso y humilde; pero sigue adelante en una vida de ambición egoísta. Esto ya no es un acto de fe.  Con todo, cualquier acción que no provenga de la fe, es pecado (17).


Proverbios 26:18-28

Al entrar en este capítulo, parece que los escribas de Ezequías han recogido algunos proverbios sobre la comprensión de ciertos tipos de seres humanos.

En los primeros doce versículos, Salomón busca que los futuros reyes entiendan al necio.

En el versículo 1, al necio nunca se le debe dar un lugar de honor.

En el verso 2, un rey debe darse cuenta de que una maldición permanece sobre una víctima por una razón.

En el verso 3, él le recuerda a un rey que un necio no es un egoísta.

En el verso 4, él instruye al rey a no discutir con un necio.

En el versículo 5, instruye al rey para que silencie a un necio.

En el versículo 6, él le dice al rey que no confíe en que un necio transmita un mensaje con precisión.

En el verso 7, él le hace saber al rey que, aunque un necio diga algo sabio, será inútil.

En el versículo 8, Salomón declara lo obvio: un necio no puede vivir a la altura de tu alabanza.

En el verso 9, un necio puede definirse como incompetente.

En el verso 10, él le dice al rey que emplear a un necio es como tratar deliberadamente de errarle al blanco.

En el versículo 11, Salomón declara lo obvio: es imposible que un necio cambie.

Finalmente, en el versículo 12, Salomón dice algo positivo sobre un necio: es mejor que uno que se cree sabio.

En los versículos 13 al 15, Salomón da tres metáforas humorísticas por ser perezoso.

En los versículos 17 al 28, Salomón va a tratar con

  1. el daño de dar tu opinión en el argumento (desacuerdo) de otra persona (17),

  2. el mentir y decir que estás renunciando (18-19),

  3. peleas (20-21),

  4. rumores (22),

  5. hablar con engaño (23-26),

  6. y trampas (27);

  7. y luego concluye definiendo el motivo de la mentira y la consecuencia de la adulación (28).