Lucas 23:1-25

La Muerte y Resurrección del Hijo del Hombre (22:1-24:53)

 

El Primer Juicio ante Pilato (1-7)

Los líderes religiosos llevaron a Jesús ante Pilato, el gobernador romano que vivía en Cesarea, pero con una base en Jerusalén. El Sanedrín no tenía poder para llevar a cabo una ejecución, así que tuvieron que reformular sus acusaciones contra Jesús, con la esperanza de que pudieran acusarlo de sedición contra Roma.

Fueron con la falsa acusación de que Jesús prohibía a sus seguidores pagar impuestos al César, así como Su pretensión de ser rey (1-2).

Parece que Pilato descartó el cargo de impuestos por falso y fue al cargo de que Jesús afirmaba ser rey. Pilato le preguntó a Jesús si era el rey de los judíos. La respuesta de Jesús fue vaga, así que Pilato habría interrogado más a Jesús. Al final, Pilato encontró a Jesús no culpable de ninguno de los dos cargos (3-4).

Esto no disuadió a la multitud que se reunió contra Jesús. Comenzaron a acusar a Jesús de incitar disturbios por Sus enseñanzas en Galilea (el norte de Israel) y en Judea (el sur de Israel) (5).

Una vez que Pilato supo que Jesús era galileo (del norte de Israel), lo envió a Herodes Antipas (quien fue asignado por Roma como gobernante en el norte) para escuchar el caso. Estando en Jerusalén, Herodes Antipas estaba ansioso por oírlo. Este era el mismo hombre de poca profundidad que había hecho matar al primo de Jesús, Juan el Bautista (6-7).

 

El Juicio ante Herodes (8-11) 

Herodes, siendo un hombre sensual, estaba interesado en ver si Jesús realizaría alguna señal para salvar Su propia alma, para diversión de Herodes (8). Su interrogatorio fue largo y tedioso, pero Jesús no le dio respuesta a Herodes (9). El silencio de Jesús enfureció al Sanedrín, por lo que le golpearon con acusaciones (10). En el silencio de Jesús, y con la multitud incitando a Herodes, Herodes y sus soldados comenzaron a burlarse de Jesús como un rey lunático. Herodes entonces envió a Jesús de vuelta a Pilato, cubierto de humillación (11).

El deseo de Pilato y Herodes de ganar el apoyo de la multitud convirtió a los dos, que habían sido enemigos, en amigos. Herodes había decidido apoyar públicamente cualquier decisión que Pilato tomara con respecto a Jesús (12).

 

Segundo Juicio ante Pilato (13-25)

Pilato tomó una decisión con respecto a Jesús: No había hecho nada digno de ejecución a sus ojos, ni a los ojos de Herodes. Jesús sería castigado (azotado) por agitar problemas con Sus enseñanzas y liberado. Con esto esperaba alimentar el deseo de la multitud con una sentencia más que adecuada y despiadada sobre un hombre que no había cometido ningún crimen (13-16).

La multitud dejó claro que veían a un revolucionario y asesino como Barrabás como una amenaza menor que Jesús, y en todos sus gritos, le hicieron saber a Pilato que preferirían que Barrabás quedara libre y que Jesús fuera ejecutado (18-19) a que se liberara a Jesús.

Pilato hizo otro intento de liberar a Jesús, no queriendo la molestia de una ejecución a alguien que encontró insignificante. Es importante saber que Pilato era un hombre obstinado y despiadado. No hay nada acerca de Pilato aquí que diga que buscaba mostrarle a Jesús alguna bondad; simplemente buscaba lo que habría sido más fácil para él mismo (20).

Las multitudes seguían pidiendo la crucifixión (21), y por tercera vez Pilato les preguntó con qué cargos podían justificar la ejecución. No hubo nuevas acusaciones, así que nuevamente Pilato determinó que Jesús sería azotado y liberado. La multitud era implacable y no cesaba de clamar por la crucifixión de Jesús, hasta que fue más fácil para Pilato ejecutar a Jesús que castigarlo y liberarlo (22-24). Para fastidiar a los judíos, Pilato liberó a Barrabás, el asesino y alborotador, el que merecía la muerte, pero a Jesús lo llevaron a la crucifixión (25).


Salmo 67

Dios bendice

El Salmo 67 es un "Salmo de Acción de Gracias"; el autor es anónimo y la ocasión en que fue escrito es incierta, pero hay razones para pensar que podría haber sido escrito tan tarde como el cautiverio babilónico. Sin embargo, otros sitúan este Salmo en la época de Ezequías, cuando Dios salvó a Israel de los asirios.

Este Salmo tiene tres secciones básicas:

  1. El salmista alaba a Dios (1-2)

  2. El pueblo alaba a Dios (3-5)

  3. Dios bendice (6-7)

Propósito: Mostrarnos cómo orar cuando hemos experimentado un gran triunfo o cuando estamos anticipando una nueva liberación.